viernes, 13 de julio de 2012

SOROCHE

Sobre las 8 de la tarde salimos en un taxi para coger un autobús que en 10h nos llevaría a Satipo. El viaje lo hacíamos de noche y…¡¡vaya viajecito!! ¡Me dio un telele pero de los buenos!

A las 2 horas de viaje pasamos de estar casi al nivel del mar ¡¡a estar a casi 4.800 metros de altura!! Yo estaba durmiendo, o intentándolo, hasta que empecé a sentir que no podía respirar. Nunca había sentido algo tan desagradable, pues quería coger aire por la boca o por la nariz y no me entraba suficiente. Sentía que me ahogaba e intentaba respirar más y más rápido. Como pude me giré y le dije a Alejandro que no podía respirar. Perdí la conciencia. Alejandro me dijo que apretaba la mandíbula y que me quedé rígida como una roca.

Cuando desperté tuve otra de las sensaciones más raras que he tenido. No sabía donde estaba, tenía los ojos abiertos pero veía borroso, hasta que empecé a escuchar que alguien me llamaba e intenté con todas mis fuerzas intentar recordar donde estaba: pensé… ¿Estoy en mi casa?¿en el colegio?¿En un hospital? Pero no acerté ninguna... estaba en un autobús a casi 5000 metros de altura después de dos días sin dormir apenas.

En fín… esto es lo que llaman un SOROCHE, un mal de altura en todas condiciones. Que siguió a mareos y vómitos. Vamos, que pasé un viaje de 10 horas sin poder dormir de lo más entretenido. Se puede decir que me fui al más allá y volví para adentrarme en la selva. Pues dentro de poco ya bajaríamos del bus y nos encontraríamos en plena Selva Amazónica, dispuesto a coger un 4x4 que nos llevara a Atalaya, nuestro siguiente destino para poder llegar a Kirigueti.

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